Estas son las medidas del traje de Volodímir Oleksándrovich Zelenski, presidente de Ucrania. Y de este traje es del único que se debería hablar en prensa durante estos días.
Hasta febrero de 2025:
- Más de 12.600 civiles muertos en Ucrania.
- Más de 29.000 heridos, entre las víctimas hay al menos 2400 niños. Muertos. En Ucrania.
- Más del 10% de las viviendas de Ucrania han sido dañadas o destruidas, dejando al menos a dos millones de familias sin un refugio adecuado.
- Más de 350.000 soldados rusos muertos.
- Más de 46.000 soldados ucranianos muertos.
- Un total de 121 periodistas, activistas defensores de derechos humanos y voluntarios ucranianos muertos.
Por no hablar de la represión del gobierno ruso sobre su propio pueblo, con su típico tópico de que en ese país el crimen no existe. No puedo imaginarme el terror que se está viviendo allí. Reclutamiento forzoso, policía política, torturas, ejecuciones…Nada se sabe de las víctimas. Ni siquiera de la cantidad real de soldados y civiles muertos.
Y hay muchos miles y miles más, que como en toda guerra han muerto y quedarán enterrados bajo el silencio de la Historia. Siempre tan conveniente y convenida.
Éste es el traje que lleva el presidente Volodímir Oleksándrovich Zelenski. Y el que está llevando durante los tres últimos años. Cada puto día de la semana.
Zelenski es también abogado. Sabe lo que es una corbata y para qué sirve.
Zelenski también es actor, de comedia. Y sabe perfectamente lo que es un disfraz de político.
Pues bien, este señor ha concurrido a todas las reuniones con el único atuendo posible en tales circunstancias. Y se ha presentado sin pompa ni disfraz. Porque es un hombre de verdad. De esos que van a buscar ayuda a donde sea para los suyos, su pueblo. Y lo hace de la forma más humana y digna: sin disfraces ni uniformes.
Y se ha presentado en todos los circos de histriones, a los que comúnmente se les llama estados, sabiendo que es así. Y lo ha hecho como un hombre de verdad, como un ser humano, sin más categoría que la que le ha concedido su pueblo, la de ser su presidente, su representante en busca de ayuda.
Por otro lado, si hubiera un Pulitzer que se concediera al periodista más gilipollas de la Historia, sin duda, alguna sería para Brian Glenn.
Porque su trabajo es encomiable. Otro premio, ¿por qué no? Otro premio para el texto más corto y con más contenido informativo, llevado a cabo por este gran periodista, que debe ser un orgullo para los de su profesión.
Brian Glenn, efectivamente, es periodista, está dentro del tinglado de la Casa Blanca, en un escenario político donde se pretende poner fin a una guerra. ¡Y lo único que se le ocurre es preguntarle al presidente de un país que está siendo masacrado que por qué no lleva traje! ¿Es que no lo ve?
En fin, si un traje pudiera definir la dignidad de una persona, el de Brian Glenn sería el que corresponde a una bolsa de basura.
Por mi parte, presentar mis respetos y apoyo a todas las personas que están sufriendo el horror de esta guerra. Y por todas aquéllas que están haciendo cuanto pueden para poner fin a esta barbarie.
Respecto al periodismo actual, decir que la única noticia que queremos oír o leer las personas que tenemos un poco de sentido común es la del fin de la guerra y la de la llegada de una paz restitutiva. Restitutiva.
Somos muchos los que pensamos así. Y si no somos considerados como ciudadanos del mundo con plena soberanía, sí somos consumidores con bastante autonomía. Y si el periodismo no es capaz de ofrecer nada mejor que esto, podemos decidir por unanimidad que no consumiremos más de este periodismo.
En ninguno de sus formatos.
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