con calcetines rojos.
Estoy preocupado
por lo que escojo y no escojo:
si llevo calcetines
me faltarán zapatos,
pero si me los quito
entonces no habrá dudas:
Sólo seré un conejo
un conejo sólo
al que nada le falta
ni nada le sobra.
¿Cómo reconocer a ese otro del espejo, ése que nos extiende la mano izquierda para llegar a nuestra mano derecha? ¿Quién es ése que nos contempla al otro lado del cristal conjurado en esa argente superficie tan fina, limitada sólo por el marco que no atraviesa?...
Un martes cualquiera todo empieza y todo puede acabar. Un martes cualquiera. De hecho es tan cotidiano que un martes cualquiera convierte en una persona cualquiera a quien de otro modo, durante tanto tiempo, tantos años, fuera un observador clínico. Se acabaron los...
La de escombros que vamos recogiendo a lo largo de la vida, escombros de nuestras propias ruinas. Por dignidad o negación vamos colocando como podemos, con cuidado, con esmero, con rabia que es pena y pena que es rabia; pulcritud compulsiva, con esa ilusión patológica...
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