con la confianza.
No hay vacío ni separación
para quienes hacen de ese lugar
un encuentro reforzado.
No hay altura, ni ladera
que no puedan superar
dos personas que se quieran.
No es amor de escupidera
ni el antojo del que se menea,
es amistad verdadera
que allá, en las cumbres del osado
siempre espera; siempre espera.
Y, para quien eso tiene claro
sabe que a ese lugar llegar se llega.
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