Necesitas lentes gruesas.
Pero el enfoque
implica aberraciones.
Para cuando te das cuenta,
el ser aberrante eres tú,
porque ver implica captar
y captar, en verdad, es ser captado.
Cautivos de nuestras atenciones
nos perdemos por los rincones.
Olvidamos. Olvidamos incluso
los mismos olvidos.
El cerebro es una noche
de lluvia de estrellas.
En el cosmos de la soledad,
el Universo nos contempla
mudo y sordo. Y, a medida que
se enfría y muere,
otra fuerza expectante
se agazapa fulgurante
tras el horizonte de
todos los horizontes.
Más allá de donde cae el sol.
El jueves sigue discurriendo
como ese gran júpiter que es.
Con sus setenta y nueve lunas
orbitando alrededor
de la promesa suspendida
en el gas de su esencia divina.
Lentes gruesas para el jueves,
para ese imaginario que desaparece
en el mismo momento
de ser concebido.
0 comentarios